2. De qué hablamos cuando hablamos de espiritualidad (I)

No es posible dar una definición cerrada de lo que es espiritualidad, sin embargo, si que es posible decir algunas sobre la espiritualidad.
- La espiritualidad se expresa en la manera en que nos relacionamos con el misterio, con lo incierto, con aquello que no podemos conocer y/o controlar con seguridad.
- Preguntas como quién somos, cuál es nuestro origen o nuestro destino, nos empujan hacia este misterio, pero también las pequeñas incertidumbres que surgen en nuestro día a día.
- La confianza o la entrega, son expresión de nuestra espiritualidad que suelen cuestionarse en el trabajo terapéutico.
- Hablar de espiritualidad no presupone la adopción de ninguna creencia o conjunto de ellas, o ninguna práctica espiritual concreta
Según Raimón Pannikkar “…por espiritualidad entendemos el camino concreto que pretende llevar al hombre hasta su último fin…”. Aquí debemos entender que la espiritualidad tan sólo tiene una finalidad, pero que adquiere diferentes matices dependiendo desde que punto de vista la contemplamos: desde el cristianismo hablaríamos de salvación, desde un punto de vista más oriental, quizá de iluminación, o desde un punto de vista laico, de realización.
En este ámbito de la laicidad que sería el propio de la psicología, la espiritualidad sería la esencia de lo que se ha dado en llamar “crecimiento personal” o, mucho más adecuadamente “desarrollo del potencial humano”. Por eso, las psicologías de raíz humanista, que se plantean como objetivo precisamente el desarrollo del potencial humano, son eminentemente espirituales y de manera natural dieron lugar al desarrollo de la psicología transpersonal.
En otro punto dice Pannikkar: “…por espiritualidad podría entenderse aquella expresión de la vida humana que, superando la antropología dualista (cuerpo/alma), se deja también impregnar, o mejor dicho vivificar, por el Espíritu como símbolo de una tercera dimensión en la que el hombre es consciente de vivir. La espiritualidad nos da entonces una visión más completa de nosotros mismos y de las cosas. Demasiado a menudo la religión se ha presentado como un aditamento a la vida humana, como un plus más o menos esencial. La espiritualidad quiere ser un movimiento de encarnación de la visión religiosa en la cotidianidad.”
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